Dulce Chacón, la contadora desde la otra orilla

Nacida en Extremadura (Zafra, Badajoz 1954), pero criada en Madrid, en un entorno culto y acomodado, donde las ideas que predominaban eran de derechas, y bajo la influencia de un padre poeta y una madre que le contaba historias verídicas, Dulce Chacón fue construyéndose primero como poetiza, y más adelante como dramaturga, narradora y activista social.

Siempre se mantuvo firme en sus ideas de izquierda y nunca dudó en comprometerse de manera pública en las causas con las que se identificaba; por eso se dejó ver durante la manifestación de rechazo que hicieron varios intelectuales ante la invasión de Irak.
Aunque murió joven (en 2003) sus inquietudes y el afán por expresarlas se vieron plasmadas en una breve pero sustanciosa bibliografía de la cual cabe destacar “Contra el desprestigio de la altura” (1995), premio de poesía ciudad de Irún, “La Voz Dormida” (2002) y “Cielos de Barro” (2000), premio Azorín.

En contra del olvido, que es una enfermedad
Con “Cielos de Barro”, la escritora se reafirma en aquello que la obsesiona: dar voz a los que no la tienen y detrás de esta ficción, con trazos de misterio, denuncia abiertamente la injusticia impuesta por el hombre hacia sus semejantes.
En esta novela, dos narradores, comentan desde su propia óptica, una objetiva y la otra alimentada de los sentimientos, los sucesos que desencadenaron un crimen múltiple, en la España de la post guerra; donde amos y siervos convivían como sabían y como podían, sobreviviendo a la fatalidad, y en su lucha, aplastando sin miramientos a cualquiera que pusiera en peligro su propio bienestar.
Antonio, uno de los narradores de la historia, va salpicando de diminutivos, palabras agrestes y típicamente extremeñas, la dureza de su relato.
De su mano, como si el lector mismo fuera el Comisario que está investigando el crimen, y de la del primer narrador, vamos adentrándonos en la intimidad de estos personajes que van tejiendo su destino tal y como creen que deben hacerlo, apegados a las normas sociales que establecen, por ejemplo, la diferencia entre los sentimientos de un burgués y los de un criado.
Los Señoritos, con sus mentiras e intrigas, dominan el mundo. Son “todo” para los humildes sirvientes que se someten cada vez menos, a su santa voluntad y sin embargo, se someten…
Cuando Virginia la heredera del Cortijo “Los Negrales” se apropia del hijo de Isidora, lo sabe; como también lo sabían, Leandro, el marido y Felipe el cuñado, cuando abusaron del “derecho de pernada”.
El múltiple crimen, revela estas injusticias pero ha pasado mucho tiempo y todos los hechos quedan impunes ante la ley porque nunca existió la posibilidad de conseguir justicia, ya que ésta, parece, le pertenece sólo a los ricos por eso, conmovidos y espantados clamamos con Antonio a su querida Meloncina: TU QUE TIENES A DIOS A MANO, PODRIAS PREGUNTARLE POR QUE HACE LAS COSAS TAN MALAMENTE

Otras publicaciones
POESÍA
Querrán ponerle nombre (1992)
Las palabras de la piedra (1993)
Matar al ángel (1999)
Cuatro gotas (2003)

NOVELAS
Algún amor que no mate (1996)
Blanca vuela mañana (1997)
Háblame, musa, de aquel varón (1998)

TEATRO
Algún amor que no mate (2002)
Segunda mano, 1998

CUENTOS
Te querré hasta la muerte, 2003,

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