Jane Austen, pintada por su hermana Cassandra |
Esta fue la realidad que rodeó la vida de Jane Austen; circunstancia que no opacó su inteligencia; más bien potenció en ella una muy desarrollada percepción de la realidad y por su puesto, también una gran imaginación.
La escritora, reconocida tardíamente como tal, es objeto de numerosos comentarios y críticas tan contradictorios como aquellos que afirman que era una "mujer a la usanza"; en contraposición a otros que la definen como una "feminista de la época". Y es que descubrir la personalidad de la autora en el trasfondo de su obra, no es tarea fácil.
Sus historias, siempre tan bucólicas y románticas pasan por ser simple "lectura para señoritas" lo que, por otra parte, le ha granjeado muchos lectores pero en realidad, la obra de Austen se constituye en interesantísimo testimonio de la realidad victoriana en la campiña británica. Un retrato que detalla minuciosamente las costumbres de la época y, haciendo gala de un ingenioso sentido del humor, critica ciertas conductas muy propias de una Inglaterra que vive todavía de los títulos nobiliarios y del qué dirán.
Austen no es lo que parecía |
También se percibe un mensaje moral que no llega a ser moralista por cuanto no se queda en la simple exposición del defecto de un personaje sino que éste mismo, evoluciona a través de la observación objetiva de sí mismo, hacia un cambio en su conducta.
Leyendo a Jane Austen con espíritu libre y desprovisto de malicia puede captarse fácilmente el mensaje sutil que trasciende su obra: Nada es únicamente lo que parece.
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