Flush: Una singular biografia

Comentario del libro de Virgina Woolf


Lo que primero sorprende al empezar la lectura  del breve libro de la escritora británica, es la detallada introducción que explica de dónde son originarios los perros de la raza Cocker Spaniel. Un aviso de lo serio que resulta el tema del origen para la autora y como se verá en el transcurso de la misma, para el protagonista: Flush. Un perro listo, y de rancio abolengo -casi mejor abolengo que el de sus propietarios-. Acompañante, primero de la señorita Mary Russell Mitford y hasta el final de sus días de la señorita Elizabeth Barrett Browning.
Flush: Un perro que piensa, que siente, que tiene su propia biografía... 
La historia de Flush construida magistralmente por Virginia Woolf, y basada en la realidad,  puesto que todos los personajes existieron, está salpicada de descripciones de paisajes y escenarios exquisitos donde se enmarca el día a día del perro que siente, piensa, actúa y vive de una manera muy refinada salvo por el tétrico episodio en el que el animal es secuestrado y retenido durante cinco interminables días en las más duras e insalubres condiciones.
A través de los ojos y de la mente de Flush, el lector descubre un escenario nuevo donde los olores más que los colores y las emociones, más que las razones son las que hacen girar al mundo. De la mano, o mejor de la pata,  del aristocrático perro se corretea por la campiña inglesa o se recorren las calles de Londres y Venecia.
La narración, en forma de biografía, describe cómo afrontó los drásticos cambios que tuvo que sufrir a lo largo de la vida y es que pasar de saltar y correr a su aire por los verdes campos ingleses a reducirse a la práctica inmovilidad exigió un gran sacrificio por su parte.
Elizabeth Barrett Browning
Claro que si su instinto primario se hiciera oír, el perro sin duda, habría preferido permanecer con la Mitford y no tener que verse recluido como lo hizo durante mucho, mucho tiempo, en una oscura habitación junto a su nueva ama, una mujer enfermiza que vivía postrada la mayor parte del tiempo. 
Pero Flush gozaba de una personalidad adaptable. Por radicales que fueran los cambios, él los asumía rápidamente, entendiendo que la mejor forma de vivir era no añorando el pasado y disfrutando el presente, vamos, el perro era filósofo.
A su adaptación contribuyó decididamente el corrientazo de simpatía que sintió cuando se encontró cara a cara por primera vez con Elizabeth, "cuando Flush miró a Elisabeth y Elisabeth miró a Flush de cerca, sucedió algo asombroso, porque ambos se reconocieron en el otro. Tenían cierto parecido físico". Desde ese instante y hasta su muerte,  perro y ama fueron inseparables. Reconocían sus estados de ánimo, se reprendían mutuamente arrepintiéndose después de haber reñido con el otro, en fin una relación de absoluta complementariedad que se vió amenazada una única vez, cuando a la señorita Barrett empezó a cortejarla un caballero "enmascarado", al menos así era como lo veía el posesivo animal. 
Se trataba de Robert Browning. Una vez más, la dúctil personalidad de Flush obró el milagro, aunque la inminencia del cambio sirvió para que el protagonista entendiera, de una vez por todas, que Robert y Elizabeth permanecerían juntos pesase a quien pesase. 
Desde su propia altura, el animal fue capaz de reconocer la nobleza de su otro amo; incluso, llega a amarlo. así que, olvidadas las rencillas del pasado, los tres, empiezan una nueva vida lejos del frío londinense.
En Venecia, Flush recobra la libertad perdida. Vagabundea por las calles del mercado y reconoce nuevos aromas que lo impregnan todo, se relaciona con otros perros de menor o ninguna estirpe y comprende que, al fin y al cabo, para qué sirve tanto linaje si, al final todos al mercado vamos a dar.
La historia de Flush, es divertida, entrañable y brillante. En ella Virginia Woolf hace gala, una vez más, de su inmensa capacidad para penetrar en los recodos más insondables de la naturaleza y en un acto osado y sin precedentes, disecciona el mundo interior del mejor amigo del hombre, un perro de raza mediana y de gran, gran corazón.



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