Se escriben cartas

Un millón de cartas y ni una más
Tenía tantas ganas de venir, tú lo sabías porque todos los días te contaba algo sobre cómo estaba planeando mi viaje. Es más, varias veces me dijiste: ..."bueno, ¿Podemos hablar de otra cosa que no sea tu viaje?".
o pensaba que estabas celoso pero hoy, después de todo lo que ha pasado, me doy cuenta de que no era así.
Debí resultarte insoportable algunas veces. Lo sé y te pido perdón.
Perdona mi ataque de nervios aquel día en la embajada, cuando no conseguimos turno para que nos atendieran  y te grité, allí, frente a toda esa gente que si no viajaba sería culpa tuya.Perdona, perdona. Espero que no sea muy tarde, me niego a aceptar que no te importa nada de lo mío.
Han pasado tantas, tantas cosas, hemos derramado tantas lágrimas, algunas de felicidad, sí. Me acuerdo del día que llegabas; yo había peleado con mi jefe para poder ir a esperarte al aeropuerto y no te encontré.
Lloré de emoción cuando vi que tu avión ya estaba en tierra y me paré a esperarte en la puerta de salida, no venías... no viniste.
Te odié y te quise y otra vez te odié. Te pedí explicaciones, quise volver a casa para preguntarte ¿Por qué?
Hoy, después de tantos años, te sigo escribiendo. Te cuento cómo me va. Sabes dónde vivo y dónde he vivido. Has recibido postales de todos los litios que he visitado y fotos mías, fotos en las  que no aparezco porque las hago yo misma. Nadie me acompañaba, nadie me hacía fotos en el Coliseo ni en la Torre.
Cada una de esas fotos era nuevamente una petición, un ruego; ven, quiero que estés aquí, sosteniendo mi cámara, caminando conmigo por la ciudad vieja, ven...
Extendía mi mano para que la cogieras pero sólo sentía el viento frío rozándome.
Un buen día, no sentí más el viento. Un tacto cálido que no me rozó. Más bien, abrazó mi mano y la calentó. Miré mi mano, que estaba enlazada a otra mano que no era la  tuya: Una mano con alma, que me da calor.
Te escribo esto porque después de todos estos años de historia solitaria y fría, te notifico que me he enamorado.
Creía que te amaba, creía que te esperaría para siempre pero el amor me encontró.
Ahora le escribo a otro en su piel, en sus manos. Leo interminables cartas de amor en sus límpidos ojos.
Te notifico, querido, que esta es mi última carta para decirte adiós. Lloro por ti y por mí. Una nueva vida nos espera. No sé la tuya pero la mía se llena de fotos en ciudades bellísimas en donde ahora aparecemos dos.

Manuelita S

No hay comentarios: